EL TESORO INTERIOR (Una orientación para explicar la concentración interior a los y las peques)

Hay un secreto que todas las personas del mundo tienen en su interior. No importa la edad, la raza, el color, el género o cualquier otra condición.

A cualquier pirata navegante se puede revelar este hermoso tesoro sin la necesidad de ir a buscarlo. Solo es necesario atreverse a mirar hacia el océano interior y dejarse llevar por la marea oscura e infinita que allí hay.

Para ser buen o buena navegante, solo se necesita cerrar los ojos y permanecer en atención a lo que ocurre en el interior.

El viaje se iniciará cerrando los ojos y mirando con la misma actitud que el o la pirata observa a través de un binocular. Lo que se ve nada tiene que ver con encontrar tierra a la vista, sino más bien, es como mirar en la noche al horizonte y percibir la inmensa oscuridad de un cielo nublado, sin Luna ni estrellas y que se difumina con el agua del mar perdiendo entre sí sus propios límites.

En los primeros segundos, la negritud estará al frente, como al otro lado del binocular pero pasado el tiempo, si el o la pirata sigue atento o atenta, empezará a notar que el binocular desaparece y la oscuridad del cielo y el océano le envuelven, lo acogen y queda suspendido o suspendida en la oscuridad.

En ese momento, cielo, mar y pirata no se distinguen como separados. El o la pirata notará que ese espacio por el que navega no acaba en ningún lugar. No tiene colores, ni formas, ni se mueve, ni tiene sombras, ni fracciones.

Si aún el o la pirata se mantiene en atención continuamente, la marea empezará agitarse incluso llegando a asustar. En ese instante es donde se debe demostrar la valentía sin importar si se vivirá o morirá, y entregarse a la voluntad del mar.