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Aprovechando que esta última luna llena ha caído en el signo de piscis y que tienen naturaleza de agua, es decir, emocionalidad, me he planteado escribir sobre el amor y demás asuntos del panorama colectivo actual. ¡Temazo!

La indefinición de la luna sumada al extremismo de piscis puede dar un desparrame emocional, al cual le viene de perlas escribir para concretar y poner dique.

¡Qué complicado es amar sin la intervención del «sentido protagónico», sin la intervención de la faceta egoística personal!

Incluso, me atrevo a decir que el amor puede ser incondicional, pero dudo que sea inegoísta siempre.

En el amor inegoísta no participa el «sentido protagónico». Es ese tipo de amor en el cual quien ama se entrega a aquello que ama absolutamente y sin resguardo. Quien así ama, puede hacerlo sin ser correspondido/a y sin embargo, la llama del fuego que aviva su corazón permanecer siempre encendida.

Es un tipo de amor donde nadie se apropia ni del ser u objeto que ama, ni tan siquiera se apropia de lo que siente. Simplemente se es arrastrado/a por el sentir hasta que este muere o deriva en comprensión de algún tipo.

Lamentablemente al ser humano le cuesta mucho amar de esta manera, simplemente por el tan arraigado hábito de la existencia del «sentido protagónico», del egoísmo cognitivo.

Se dice que solo unas pocas personas, esencialmente místicas, logran o han logrado amar así, y siempre su expresión se ha mostrado integrándose con lo Divino, pero más allá de esto, el resto estamos bastante perdidos.

La intervención del «sentido protagónico» en el mundo emocional trae las siguientes consecuencias:

  • Vincularse a personas por necesidad y dependencia

  • Sensación de insatisfacción

  • Miedo a la entrega

  • Temor para salir del área de confort emocional para evitar sentir culpa, desprotección, abandono, etcétera.

  • Apropiarse del sentir propio y ajeno

  • Vivir en lucha interna por no aceptar el propio sentimiento y actuar en consecuencia

  • Apropiarse de la libertad ajena

  • No permitir el aprendizaje y crecimiento propio y/o ajeno

  • Etcétera

Pareciera que seguimos arrastrando una tradición moralista e ignorancia emocional tan brutales que ya están salpicando demasiado en los diferentes tipos de relación como son las de pareja, las familiares, laborales, de amistad, etcétera.

Estamos insatisfechos/as y desencantados/as, con anhelos de expresión de libertad en el mundo del sentir y, sin embargo, navegamos a la deriva sin un faro que nos guíe ni chaleco salvavidas que evite naufragar.

A nivel colectivo, la marca de la tradición cristiana moralista nos retiene de una mano y a su vez, nuevos modelos ideológicos nos estiran de la otra. La puerta de la jaula está abierta pero no sabemos volar. Quizás primero toque atreverse a ir desplegando las alas poco a poco…

Estamos pasando lentamente y en colectivo a una percepción de la realidad basada en cánones cognitivos dejando atrás los cánones morales. Así que solo nos queda atrevernos a experimentar sin temor a equivocarse porque lo único que realmente vale es APRENDER (ya no hay nadie ni nada, excepto la propia ignorancia que nos queme en la hoguera).

Vale más la acción que su ausencia.

Vale más expresar el mundo interior y aprender de ello que permitir que se marchite.

Vale más atreverse a amar que consumirse interiormente.

Vale más aprender que acomodarse en la ignorancia.

 

FOTO: BANKSY. https://pixabay.com/es/photos/chica-globo-componer-ni%C3%B1o-coraz%C3%B3n-2934257/

Esta entrada tiene un comentario

  1. Ayyyy, el amor…. Y el incondicional….uyyyyyy.
    Imagino que amar sin esperar nada a cambio, sin condiciones, sin recibir nada, debe ser algo así como la paz interior absoluta, el fin de todo amante, de toda persona. Sobre todo si ese amor empieza por unx mismx.
    Creo que todxs hemos vivido alguna relación así: sin exigencias, problemas emocionales,… Pero no es el patrón que seguimos. Seguramente porque lo que buscamos al amar es un poco de atención exclusiva, dar y recibir, sentirnos cuidadxs y mimadxs.
    Yo siento una evolución en mi forma de amar. Sé de dónde vengo y a dónde quiero llegar. Y en el camino, me la pego, me levanto, me curo, aprendo y sigo.
    Es mejor hacer que no hacer.
    El protagonista da mucho trabajo, se resiste.
    Pero ahora lo conocemos….
    Gracias por toda la reflexión… Ayudas. Mucho.
    Muxu handia, wapa!

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