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Todo juego de atención eficiente tiene como fin el ingreso a la «concentración» y de allí a su simetría interior: la «vacuidad». También el juego de atención eficiente detecta las diferencias de estabilidad y equilibrio de la mente antes y después del ejercicio.

La «vacuidad» acontece en el mundo interior y surge cuando la atención es eficiente. Su característica más significativa es la carencia de contenidos mentales, ya sean estos de naturaleza racional (pensamientos) o de naturaleza emocional (sentimientos).

A medida que la experiencia de la «vacuidad» interior se afianza, los sentidos físicos (vista, oído, gusto, etcétera) se apagan lentamente hasta finalmente desconectarse. La «vacuidad» requiere de similar gasto nervioso al proceso de la «concentración», razón por la cual posee una identidad con ella. Gracias a esta condición es muy fácil pasar de la «concentración» a la «vacuidad» y viceversa.

La «vacuidad» es una actividad cognitiva que induce la ausencia de todo contenido mental, lo que lleva a reconocer una realidad interior carente de forma, sin color específico, profundamente homogénea y sin límites ni fronteras.

Antes y después de iniciar la práctica debemos plantear que el grupo observe cómo funciona su mente, que noten la actividad que opera en ella. La más mínima insinuación de colores, formas, diferencias, etcétera, que aparezcan a la luz de la conciencia y sobre la pantalla mental, indicará que aún no se afianza la «vacuidad».

Debemos llevar a los participantes a «concentrarse» en el juego propuesto. El monitor debe dar suficiente tiempo de juego para que la mayoría del grupo se sumerja en él. A criterio del monitor se debe detener la práctica en el momento adecuado. Inmediatamente debe llevar al grupo a que la percepción se vuelque exclusivamente al interior, preguntando a los estudiantes si en ese instante aparecen pensamientos o contenidos mentales.

Ya situando al estudiante en la «vacuidad», es conveniente mostrar sus diversas características. El ejercicio bien hecho permitirá advertir en la mayoría de los estudiantes la unidad de criterio que ofrece la experiencia interior de la «vacuidad».

PALITO BAILANDO

Edad: a partir de 7 años

Número de participantes: Indiferente. 

Objetivos:

  • Desarrollar la Atención Eficiente a través del tacto y el oído

  • Reconocer la «concentración externa» y la «vacuidad interior».

  • Reconocer que en la «concentración externa» el protagonista desaparece de la cognición.

  • Reconocer que en la «vacuidad interior» todo contenido mental desaparece de la cognición.

Pautas y materiales:

  • El ejercicio se hará en silencio y con los ojos cerrados

  • Los y las participantes estarán sentados/as por parejas en sillas bajitas dispuestas una frente a la otra

  • Equipo de música y altavoces
  • Un palito sin puntas punzantes por pareja
  • Sala o espacio amplio

Desarrollo:

Los y las participantes del juego permanecerán sentados/as en sus sillas mirándose de frente y en silencio. Una vez dispuestos y dispuestas, se taparán los ojos con las vendas y cogerán el palito.

Ambas personas deberán sujetar el palito cada una de un extremo pero sin agarrarlo, es decir, la sujeción se hará con la yema del dedo índice. Una vez que estén preparados/as, el dinamizador o la dinamizadora pondrá música y los y las participantes empezarán a hacer movimientos al ritmo pero evitando que el palito caiga.

Si se cae, deberán buscarlo con la mano por el suelo pero sin destaparse los ojos y seguir con la dinámica.

Quien dirige el juego, irá cambiando las músicas y navegará por distintos estilos. A cada música se le dará un minuto de tiempo más o menos, o se podrá adaptar al gusto si el grupo se mantiene atento y en la actitud correcta.

Se recomienda que el tipo de movimientos se adapte al estilo musical, por ejemplo:

  • Música clásica: movimientos más circulares y amplios
  • Percusión, rock&roll, etc.: movimientos más directos, cortos,…

Esta dinámica se puede hacer en intervalos de 10-15 minutos llevando en cada pausa a las personas participantes a observar su mundo interior y/o la vacuidad si la hubiere haciendo preguntas como: 

  • ¿Hay contenidos mentales?

  • Describe lo que percibes en tu mundo interior.

  • ¿Está la mente diferente a antes del ejercicio?

  • ¿Es la atención ahora más estable?

Finalmente, el grupo permanecerá unos minutos en silencio y con los ojos cerrados. En el caso de que sean niños/as, con 5 minutos será suficiente; en adultos se podrá alargar la práctica hasta 30-40 minutos.

*Foto: José Velasco

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