Situarse en la presencia de una actividad Habilidosa es la forma más…
Hace un par de semanas realicé, junto con Kamen Nogues, un encuentro llamado “Danzando el Silencio”.
La propuesta era de danza, consciencia corporal y práctica de atención eficiente a través de diversas dinámicas.
Tiempo antes del encuentro, mientras elaborábamos el taller, se nos ocurrió al hilo del título, sugerir a los y las asistentes permanecer una tarde entera en silencio. A ambas nos pareció una bella idea y decidimos llevarla adelante.
Así pues, el taller comenzó el viernes con algunas dinámicas de danza y atención. Continuó el sábado a la mañana con un trabajo corporal de despertar la piel y tras la comida, sin previo aviso, informamos al grupo que desde ese momento y hasta la cena permaneceríamos en silencio de palabra.
Evidentemente, la noticia dicha en semitono de broma, causó impacto y otro tipo de sensaciones.
*****Como aclaración: cuando se montan este tipo de talleres, seminarios, etcétera lo que se hacen son propuestas o sugerencias que quien participa puede aceptarlas o no.
Y también decir que cuando se asiste a encuentros de este tipo, suele haber cierta confianza y disposición hacia las propuestas que hacen quienes dinamizan.
Pues bien, claro está que no siempre llueve a gusto de todxs y en esta ocasión, hubo quien se molestó mucho por la idea de mantener silencio de palabra “tantas horas” y lo verbalizó con el “malestar” que le produjo la noticia. (En realidad, todo fue un brote de rebeldía contra lo que la persona interpretó como “norma impuesta”).
Nosotras, sin embargo, aclaramos que era una sugerencia, que hiciera lo que quisiera y seguimos con nuestra propuesta, aunque modificamos el orden de las dinámicas para calmar un poco las aguas.
Entre las actividades, hubo varias que consistían en, además de ir en silencio, permanecer con los ojos vendados. Se alternaban juegos de grupo en fila caminando a ciegas y dirigidos por una persona y otros en parejas, donde uno hacía de lazarillo que se iban desarrollando en una pista hacia el bosque.
Cada tanto hacíamos descansos. Parábamos, esperábamos a que todos y todas las participantes llegaran, repartíamos agua y reanudábamos la marcha manteniendo el silencio continuamente.
No hubo palabras y, sin embargo, no faltó comunicación.
El camino de ida y de vuelta fue hermoso, absolutamente asombroso.
***** Si analizamos un poquito, podemos afirmar que el sentido que mayor “control” y “seguridad” nos reporta es la vista y que la forma más común y habitual de comunicación es la palabra.
Al anular ambos mecanismos simultáneamente, la sensación de descontrol puede ser terrible pero a la vez, nace la perfecta oportunidad de abrir vías a otras formas de percepción, como la intuición, la sincronía y/o la integración con todo.
Efectivamente, tras las horas de silencio, juegos, y contacto con la naturaleza, ocurrió la magia: la sorpresa y la exaltación invadió los corazones de casi todas las personas del grupo (todas menos una).
En la reflexión posterior comentaron que no habían echado en falta la palabra, que se habían sentido muy recogidas, cuidadas y acogidas. Dijeron también que habían sentido la escucha y el vínculo muy fuerte con sus parejas y con el grupo entero sin necesidad de decir nada. Finalmente concluyeron que los colores, olores, texturas y sonidos de la naturaleza habían ganado en vida e intensidad respecto a instantes anteriores a los ejercicios.
Lamentablemente, la persona que desde el inició rechazó esta dinámica (y las siguientes), no pudo percibir ninguna de esas cosas. No se dio la oportunidad de soltar el propio control, confiar y entregarse a la novedad.
Seguramente esta persona asocie el silencio a la soledad y la rebeldía que mostró por “la norma impuesta” simplemente escondía el miedo tan grande que tiene a conocer su propio mundo interior.
¿Por qué tanto miedo y rechazo al silencio?
Ojalá nos enseñaran la importancia del silencio desde la infancia. Ojalá nos enseñaran a dejarnos mecer por él. Ojalá nos motivaran a aprender de él pues este no es un enemigo.
El silencio es como la Conciencia: un continuo lleno de vida que contiene todos los sonidos y melodías restantes.
Silencio en la palabra, silencio en el interior.
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