Saltear al contenido principal

Todo juego de atención eficiente tiene como fin el ingreso a la «concentración» y de allí a su simetría interior: la «vacuidad». También el juego de atención eficiente detecta las diferencias de estabilidad y equilibrio de la mente antes y después del ejercicio.

La «vacuidad» acontece en el mundo interior y surge cuando la atención es eficiente. Su característica más significativa es la carencia de contenidos mentales, ya sean estos de naturaleza racional (pensamientos) o de naturaleza emocional (sentimientos).

A medida que la experiencia de la «vacuidad» interior se afianza, los sentidos físicos (vista, oído, gusto, etcétera) se apagan lentamente hasta finalmente desconectarse. La «vacuidad» requiere de similar gasto nervioso al proceso de la «concentración», razón por la cual posee una identidad con ella. Gracias a esta condición es muy fácil pasar de la «concentración» a la «vacuidad» y viceversa.

La «vacuidad» es una actividad cognitiva que induce la ausencia de todo contenido mental, lo que lleva a reconocer una realidad interior carente de forma, sin color específico, profundamente homogénea y sin límites ni fronteras.

Antes y después de iniciar la práctica debemos plantear que el grupo observe cómo funciona su mente, que noten la actividad que opera en ella. La más mínima insinuación de colores, formas, diferencias, etcétera, que aparezcan a la luz de la conciencia y sobre la pantalla mental, indicará que aún no se afianza la «vacuidad».

Debemos llevar a los participantes a «concentrarse» en el juego propuesto. El monitor debe dar suficiente tiempo de juego para que la mayoría del grupo se sumerja en él. A criterio del monitor se debe detener la práctica en el momento adecuado. Inmediatamente debe llevar al grupo a que la percepción se vuelque exclusivamente al interior, preguntando a los estudiantes si en ese instante aparecen pensamientos o contenidos mentales.

Ya situando al estudiante en la «vacuidad», es conveniente mostrar sus diversas características. El ejercicio bien hecho permitirá advertir en la mayoría de los estudiantes la unidad de criterio que ofrece la experiencia interior de la «vacuidad».

PELOTAS PARA ATRÁS

Edad: a partir de 12 años

Número de participantes: Más de 30 personas

Objetivos:

  • Desarrollar la Atención Eficiente a través de los sentidos de vista y tacto

  • Reconocer la «concentración externa» y la «vacuidad interior».

  • Reconocer que en la «concentración externa» el protagonista desaparece de la cognición.

  • Reconocer que en la «vacuidad interior» todo contenido mental desaparece de la cognición.

Pautas y materiales:

  • El ejercicio se hará en silencio y con los ojos abiertos

  • Los y las participantes estarán sentados en sillas dispuestas en corro mirando en el mismo sentido
  • 100 pelotas pequeñas blandas, de algodón o goma-espuma
  • Una persona para repartir pelotas y otras 2 o 3 recogiendo aquellas que se caen y devolviéndolas a la persona que reparte las pelotas
  • Sala o espacio amplio

Desarrollo:

Los y las participantes del juego sentados/as en sus sillas mirando en la misma dirección, formarán un amplio círculo. 

Uno o una de los/as acompañantes del juego tendrá una bolsa llena de pelotas blandas. Escogerá un punto del círculo el cual será el inicio y donde irá repartiendo pelotas de una en una sin parar.

La persona que recoge tendrá que echarla hacia atrás para que la persona que le sigue la reciba y la lance de la misma manera.

Las personas estarán circulando de participante a participante sin parar y siempre lanzándola hacia atrás.

Los y las asistentes no deben de preocuparse porque caigan las pelotas. Las 2 personas ayudantes irán recogiéndolas y devolviéndolas a la persona que está al inicio para que las siga repartiendo al inicio.

EL movimiento de las pelotas hacia el compañero/a de atrás no debe parar porque lo que se trata es de mantenerse atentos/as a recibir y dar la pelota, o mientras esta llega, esperar. Así con todas las que vayan llegando.

Esta dinámica se puede hacer en intervalos de 10 minutos llevando en cada pausa a las personas participantes a observar su mundo interior y/o la vacuidad si la hubiere haciendo preguntas como: 

  • ¿Hay contenidos mentales?

  • Describe lo que percibes en tu mundo interior.

  • ¿Está la mente diferente a antes del ejercicio?

  • ¿Es la atención ahora más estable?

Finalmente, el grupo permanecerá unos minutos en silencio y con los ojos cerrados. En el caso de que sean niños/as, con 5 minutos será suficiente; en adultos se podrá alargar la práctica hasta 30-40 minutos.

Esta entrada tiene 0 comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies
X