LA MÍSTICA FLOR DELICADA
Hoy hacía un día espectacular. Frío y soleado. He aparcado las obligaciones y de buena mañana, he salido a caminar a la montaña. El hielo de las campas iba derritiéndose y la fría piel de mi cara calentándose con los aún tímidos rayitos de sol. Ya cerca de una cima me he encontrado con una antigua vecina y una amiga suya. Ella y el resto de su familia son de esas personas de corazón noble que normalmente te saludan con…